
Es obvio para todos que en los alrededores de Belén se ha desarrollado una urbanización, pero no es tan obvio el que este lugar sea SOLO «La Moraleja de los Sociolistos». Si arañamos un poco, nos encontraremos con pequeñas casitas de campo, segunda vivienda de un clase realmente obrera a la que la sociedad del progreso la niega la posibilidad de disfrutar de un «cachito» de campo, clase que no se conforma con visitar los bares de la ciudad en los fines de semana, sino que decide trasladar a los suyos al campo, y todo esto con la condescendencia del ayuntamiento, sí. Pero digo yo: «¿dónde estáis todos esos críticos? Sentados cómodamente en el sofá del salón de vuestra segunda vivienda, absolutamente legal, porque afortunadamente tenéis recursos económicos suficientes para poder permitiros comprar una finca de 8 hectáreas (que es el mínimo urbanizable en rústico en la Ciudad de Trujillo) y haceros una casita totalmente legal».
Y esto no quiere decir que desde IU Trujillo apostemos por un urbanismo caótico, nos preocupa que no se haga nada, pero yo critico desde la acción diaria, desde la calle, bien recogiendo firmas para que el Mercado Franco concedido a esta Ciudad en el año 1465 por Enrique IV, no sea trasladado a las afueras de esta, bien realizando talleres infantiles gratuitos en San Lázaro para poner en valor el maravilloso espacio de ocio que tenemos, bien acompañando al movimiento anti-nuclear y anti-cementerio extremeño en cada uno de sus actos. Este es el trabajo, y esta es la realidad: “somos los que somos y estamos los que estamos”.
Es muy bonito transformar el mundo, sobretodo desde aquellas posturas cómodas que les da a algunos la vida, cómodas por la falta de riesgo, cómodas porque no se cuestionan el llegar a fin de mes, cómodas porque comprometen y cuestionan a otros sin hacer el mas mínimo ejercicio de auto-examen. Gracias Juan, me has ayudado a hacer un ejercicio de recordatorio de quienes somos y porque estamos donde estamos.